domingo, 25 de noviembre de 2012

¿En que nos estamos enfocando?


Que el mundo está caminando pasos de guerrero cansado sobre una cuerda floja es una evidencia apabullante. Tristemente la pena desgarrada es un negocio. Almas torturadas con corazones de petróleo se sientan en el poder. La guerra, el hambre, el dolor y la desazón están pesando en las almas de muchos. Es desafortunado pero el dolor está de moda y en rebajas, vendiéndose a raudales en revistas de tres al cuarto y mostrándose en programas que fomentan un entusiasmo por la sinrazón de una existencia vacía. 

Ayer alguien muy querido para mí me planteo si era sabio traer hijos a este mundo en el que vivimos. ¡Despertemos de una vez! Por cada rocambolesca e inevitable tragedia que acontece en nuestro entorno más cercano o en el planeta, suceden de forma paralela muchos más actos de compasión y amor de gente anónima que pasan desapercibidos. Por cada pena desgarrada hay una risa que compensa la desgastada tristeza, por cada indigente hay un voluntario que da su tiempo gratuitamente para ayudarles a salir de la calle, por cada político corrupto o banquero malparido hay mil personas o más luchando con fuerza de titanes para conseguir un mundo diferente y más maravillosamente humano. ¿No esto motivo pleno de esperanza? No amigos no, el mundo sigue siendo nuestro hogar maravilloso que lucha de manera discreta por la compresión y la ayuda mutua. La belleza de la bondad diaria es anónima y trabaja como una hormiguita insaciable frente a la pomposidad aterradora y estridente de nuestros periódicos y telediarios. 

¿En que estamos poniendo nuestra atención? Parte del despertar global que estamos viviendo consiste en ver la realidad que se nos ha ocultado como especie, esta maravillosa especie humana con todas sus excepcionales y diversas razas. Se nos enseñó a vivir en el drama de la vida, en la tristeza del no poder ser más de lo que somos… más ricos, más guapos, más perfectos y magníficos…. Nos inculcaron que la guerra es un hecho inevitable, que la pobreza existe y punto, que nuestros hermanos y hermanas de carne y hueso son malas personas o simplemente no nos aman… resumiendo: que el mundo es una soberana porquería lleno de inevitable tragedia y sobre todo que no se puede cambiar ¿Vamos a seguir alimentando la negatividad de los medios de comunicación que nos venden desolación, desconsuelo y abatimiento? ¿Vamos a seguir enfocados en lo negativo? Se puede cambiar y evolucionar desde distintas perspectivas. Yo prefiero un cambio que empiece por una sincera gratitud y focalización en todo lo bello que nos da la vida, prefiero cambiar desde los actos de compasión, bondad y amor que veo a nivel global y en la gente que me rodea,  no desde el drama y la explotación malsana de la negatividad y el pesimismo. Que nuestra plataforma de desarrollo sea la esperanza, que es una dinamo interna cuya luz nunca remite, y no la negatividad que nos agota y tortura con pesadumbre. Las mejores armas del poder para dominar al ser humano siempre han sido el miedo y el odio. Propongo hacer batalla con la bendita esperanza y con el corazón rebosante de anhelo y gratitud, aunque simplemente sea gratitud por estar vivos. El cambio es inevitablemente necesario, de esta forma celebremos que hemos adquirido esta consciencia y trabajemos desde ese punto de ilusión. 



No quiero, me cierro en banda a creerme que el mundo se encamina a la ineludible catástrofe, no me sale del alma pensar que la gente es mala, no voy a vivir cabeza baja pensando que no hay esperanza porque es entonces cuando la batalla está perdida de antemano. Mi humilde punto de vista es el siguiente: el ser humano es bueno por naturaleza y rebosa de buenas cualidades, la vida es un viaje increíblemente bello y hay mucha más bondad y amor en el mundo que dolor y desolación. En las 24 horas que tiene el día suceden muchas más buenas acciones que depravaciones, aunque los medios no quieran contárnoslas. Y si, querida amiga si: merece la pena traer hijos a este mundo para que el número de buenas, positivas y maravillosas personas sea incluso mayor de lo que es ahora, porque siempre se necesitaran nuevos libre-pensadores y trovadores de la vida. 

Cambiemos desde la fuerza que da la esperanza y no desde la desolación y la rabia de lo que no tenemos y lo que se está haciendo mal.  Tengo y tendré siempre una fe inamovible en la capacidad humana.